Ser autónomo en el mundo de la Publicidad

El autónomo (el anglicismo freelance me parece un snobismo que emplean los autónomos que no quieren que les confundan con un electricista o fontanero) es una persona que ha hecho de la búsqueda de empleo un trabajo. Alguien que, independientemente de la profesión a la que se dedique, se ha tenido que diversificar y aprender a desempeñar un montón de tareas para las que nunca antes se había preparado. En definitiva, alguien que ha tenido que aprender a sacarse las castañas del fuego por si mismo.

Si ya de por si en cualquier sector, ser autónomo es una profesión de riesgo, pues eres una sola persona que se enfrenta a un mundo corporativo y altamente especializado, en el mundo de la publicidad es que, directamente, eres una mierda. Un ecosistema laboral donde el hombre devora hombre y la profesión se alimenta de las almas creativas de los pobres incautos que se adentran en ella.

Por eso he querido hacer este recopilatorio de 10 gifs que explican cómo es la vida de un autónomo que trabaja en publicidad.

1- La rutina:
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Lo más parecido a la rutina de un autónomo es una batalla de trincheras como las de la Primera Guerra Mundial. Los «enemigos» son el trabajo diario, y cada tarea realizada, es una batalla ganada. No paran de atacar, así que tienes que ser rápido disparando y recargando. ¡Y encima tienes que dar en el blanco!
El problema es que, en publicidad, los trabajos SIEMPRE tienen cambios, así que las batallas pueden alargarse eternamente en el tiempo. O pasarnos semanas en una intranquila calma, que agobia más que la propia batalla, pues no sabemos cuando se producirá la próxima batalla. El trabajo viene por oleadas, incontrolables, donde de repente hay más enemigos que balas, y en otras, podemos pasarnos un mes en una guardia constante en la que nadie ataca. Es algo a lo que hay que habituarse, pues si vienes de ser empleado por cuenta ajena, al principio es algo que produce mucho estrés. Pues cuesta mucho organizarse cuando hay mucho trabajo y, también, agobia mucho cuando ves que estás una temporada sin que entren nuevos proyectos.

2- Humildad:
bofetadaEl primer contacto del autónomo con el mundo de la publicidad es revelador.  entras pensando que ahora, por fin, vas a poder tomar decisiones y llevar tus ideas «hasta el final» y, el primer día de proyecto, ya te queda claro que eres una pieza más dentro de un equipo (más o menos) grande, y que hay tanta gente a la que dar explicaciones y que dependen de ti y tú dependes de ellos, que al final eres tú el que tiene que adaptar todo tu modus operandi al de la empresa con la que estés trabajando. Es una bofetada de humildad que te recuerda que no hay un yo, si no un nosotros, y que por mucho que tu seas «freelance» sigues siendo parte de un equipo de trabajo en el que cada parte cuenta.

3- Eres ejecutivo de cuentas (quieras o no)

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Da igual cuál sea tu especialización, si te has convertido en autónomo en el mundo de la publicidad, te va a tocar ser ejecutivo de cuentas. Tendrás que reunirte con los clientes, tratar con ellos, mediar en las creatividades por ti mismo, reunirte con los equipos, asistir a las presentaciones…y sí, es una tarea en la que tú no te has especializado, pero en la que no te va a quedar otro remedio que hacerlo. A fin de cuentas, la tarea comercial es la más importante, pues es la que permite sobrevivir al autónomo. Así que cúrate complejos, timideces e incomodidades porque te toca hacer trabajo presencial.

4- Trabajar es una máquina de tragar dinero

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Si hay una cosa que te de perspectiva en el negocio de la publicidad, es tener que empezar a encargarte de presupuestos, facturación, pagos a proveedores, declaraciones a hacienda…Cuando eres empleado para un tercero, tu labor se limita, integramente, al trabajo para el que se te ha contratado (o debería) y, por tanto, no eres plenamente consciente de los gastos que ocasiona toda tu actividad, amén de los procesos (casi todos un coñazo) que hay que realizar para poder hacerlos. Trabajar como autónomo, sobre todo en España, es algo que cuesta dinero todos los meses, y que, por cada cosa que consigues, Hacienda se lleva su buena parte. No voy a entrar en debates económicos o éticos sobre eso, simplemente es algo que hay que tener muy presente y que va a determinar, en gran medida, el porvenir de la empresa. Hay que llevar, al día, todos los gastos e ingresos, porque si no se empiezan a hacer equilibrios con la superviviencia como autónomo.

5- Cuando tus herramientas de trabajo se vuelven en tu contra

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Hay momentos en los que el ordenador se bloquea sin haber guardado un archivo, hemos borrado algo sin darnos cuenta y ahora nos hace mucha falta , o algo no funciona y no somos capaces de entender por qué…simplemente, en esos instantes (que son muchos más de los que uno pueda llegar a imaginarse) tu relación con tu principal herramienta de trabajo es puro odio. Es el equivalente a trabajar con un compañero que te hace mobbing laboral y es el ojito derecho del jefe. Quieres matarle, pero tu trabajo depende de que os llevéis bien.

6- El día que descubres que tienes dignidad

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Al principio de todo negocio como autónomo, uno coge «cualquier clase» de trabajo. La cuestión es hacer cuantos más mejor, darse a conocer, crear portfolio, ganar dinero para ir tirando…y si bien es necesario para «arrancar», es algo en el que uno lo pasa mal. Hay mucha empresa sin escrúpulos que se aprovechan de los novatos. Presentarse a concurso cobrando solamente si se gana, «pruebas» para ver cómo diseñas que al final se convierten en artes finales que nadie te paga, promesas de colaboración que nunca llegan a hacerse realidad, presupuestos aceptados que luego se discuten estando ya el proyecto realizado… Pero de repente, un día, cuando te ofrecen ese tipo de trabajo, que tú ya hueles a 100 km de distancia, dices «NO», te plantas, y dejas claro que no eres esa clase de «autónomo aficionado». Que eres un profesional y que esos trabajo desagradecidos ya no son para ti. Y es entonces cuando descubres que, precisamente, es ese tipo de actitud la que llama a trabajos más profesionales. Tienes que creerte el valor que tienes. Hay que venderse bien para que te valoren bien.

7- Cuando cobras

14521251129971No todo va a ser malo en el mundo del autónomo. Si hay una cosa buena, por encima de todas las demás, es el día que cobras por tus servicios. El día que se hace palpable el valor de lo que has hecho y, sobre todo, el día que descubres que te va mucho mejor como autónomo que como empleado. Que es posible que cueste mucho más que como empleado ganar ese dinero, pero que la satisfacción de saber que recibes una parte proporcional al valor real de lo que has hecho es superior a la de la seguridad de un sueldo todos los meses. Habrá meses en los que te vaya peor que cuando eras empleado, pero hay otros en los que te va infinitamente mejor.

8- La exposición al descrédito

tumblr_mjk9tz6epd1s2md07o1_400Cuando tu trabajas como empleado dentro de una empresa, por responsable que seas de algo , es ella la que da la cara ante el cliente. Es decir, tus cagadas y las consecuencias de éstas se limitan al entorno interno de la empresa. Es posible que te despidan por hacer algo inadecuado, pero será la empresa la que quedará mal con ese cliente. Sin embargo, tú como autónomo eres, en si mismo, otra empresa, por lo que tus cagadas como trabajador repercuten directamente en tu imagen como empresa. La opinión de los demás nunca ha sido tan importante, pues ya no eres el «empleado de tal empresa», si no que eres la empresa en si mismo y la que se juega su imagen en cada proyecto. Si eres autónomo tienes que intentar ofrecer una imagen más cuidada y elaborada de ti mismo y, sobre todo, poner mucho más ojo a la hora de realizar los trabajos.

9- La unión hace la fuerza

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Trabajando como autónomo en un entorno tan variado como es el del diseño, serán muchas las veces que vendrán clientes solicitando trabajos que superan tus capacidades. Ya sea porque son encargos que pertenecen a cosas que tú no haces, o porque te quitan demasiado tiempo y no compensa el valor económico. Y os lo digo desde ya, no hay nada peor que decirle a un cliente que no puedes hacer algo que te pide. ¿Y cómo le puedes poner remedio a esto? ¿Siendo el puto amo en todo? No. Porque eso ya te lo digo: No se puede. El que pretende ser bueno en todo, al final no es bueno en nada. ¿Cómo hacerlo entonces? Pues aliándote con otros autonómos/empresas que hagan eso a lo que tú no llegas. Te puedo asegurar que todas las empresas y autónomos del mundo están dispuestos a hablar sobre proyectos colaborativos, no tengas miedo en proponerlo. Rodéate de la gente adecuada, colabora en todo lo que puedas (siempre que todo esté bien estipulado) y aprende de cada cosa nueva que hagas.

10- Cuando consigues tu propia cuenta

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Ese sí es un momentazo. Tras proyectos y proyectos de estar en la sombra, de ser un «externo» que trabaja para una agencia dentro de un proyecto para un cliente, de repente eres tú el que toma las decisiones. El día que te haces con una cuenta (sobre todo si es de las «grandes») y eres el director creativo de la misma, es decir, el que decide sufres un subidón. Normalmente, este tipo de cosas se consiguen si te presentas a concurso, por lo que si lo ganas, quiere decir, que lo has hecho mejor que agencias «de verdad». Si en el punto 2 digo que se hace una cura de humildad, en este punto tenemos una cura de autoestima.

Comment (1)

  1. hechizos de amor

    muy buen post, realmente entretenido y unos excelentes gif’s. saludos

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